viernes, 27 de julio de 2007

...an-perfect dream...

Ingresaba, y el flagelo quedaba detrás, se perdía en el inmenso espacio entre oscuridad y moléculas. La información genética se entrelazaba, Equis y Zeta se dividían, crecían, se buscaban entre lapsos de bases nitrogenadas y formaban, entre charlas y juegos, esta cadena de doble élice que haría las veces de futuro y hogar en el que estaría su descendencia, su etusiasmo.
Transcurría el tiempo y nada aparentaba mejor, la vida sucedía de forma vertiginosa, y cada día encontraban nuevas reformas al hogar, todo avanzaba de acuerdo al plan: Equis educaba, Zeta construía, ambos dejaban sus conocimientos, y estos, tranquilos, poblaban la élice.
Crecían a un ritmo deslumbrante, formaban esa metrópolis, con aire de polis, dando espacio a la cultura, al pensamiento... Pero el pensamiento era oscuro, los sabios mentían, sabían que el hogar que construían se encontraba dentro de otro organismo, esta era la causa de que estubieran sumergidos en ese líquido amniótico. Los sabios aceptaban con cautela no decir la verdad, intuían que si expresban la importancia de que su megalópolis estaba internamente ligada con el organismo superior un caos provocaría un cese de actividades un aborto espontáneo. Pero todo transcurría como debía ser, dos meses habían pasado desde el momento en que Zeta seducía a Equis, ingresando en su mente y abandonando su flagelo detrás, abandonandolo a su suerte entre oscuridad y moléculas.
El paísaje era asombrante, la técnica perfeccionada había creado organos fuertes, flexibles, resistentes, un corazón bombeante, un juego de conductos abarrotados de sangre oxigenada un par de brazos y piernas que serían en exceso durareras. El feto se veía saludable, y su descenlace no figuraba aún ni entre las mayores preocupaciones: los llantos apaciguaban la histéria, y el dolor alentaba el pensamiento; ¿y si nadie se enteraba? ¿si muriera? ¿si me dejara morir?, constantes frustraciones, dudas, alteraciones, miedos, fóbias, errores, nada...
La experiencia feliz se encontraba desfigurada, ese campo de belleza no era mas que una némesis, una perdición, algo que no llegaría a ser mas que un sueño falso. Nadie recayó en el dolor, en el momento en que el cérvix perdió su forma dando lugar a los tubos mal higienizados que entre succiones desmantelaban a Equis y su descendencia desbaratándola entre suciedad y moléculas, arrojandola en un manojo de desconcideraciones y permitiendo ver como la legra finalizaba el trabajo asesinando a Zeta entre poco consuelo y mucho dolor.