jueves, 21 de febrero de 2008

calesita

Que adorable placer el de matarte lentamente, dejarme llevar por tu indecisión, sabiendo que finalmente lo disfrutaré. Rasgarte apenas, apreciar el dolor, rozar tus penas y lamentos sin ser parte de ellos, solo observando, buscando encontrarte apenas con un deje de curiosidad en el alma ¿Cómo llegar? ¿Cómo salir?
Solías creer en mi, solías espiarme apenas, advirtiendo que un cuervo ennegrecería mi alma, solías dejarme esperando algo mas, creyendo que entendías mi respeto, jugar a hacer el amor sin tocarte siquiera, jugar a quererte sin besarte primero, matándote lentamente con mi indecisión, dejándome indeciso con tu indecisión, respetando, queriendo, dejándome llevar por el sexo, de tus pechos dignos de un tema de sui generis (¿era estación?), y en tu pecho desinterés, dolor, rencor.
Que dulzura poder matarte lentamente, dejando sentir, sabiendo que jamás podría lastimarte, besarte, matarte, amarte, besarte, matarte, amarte, besarte ¿en que ronda sin sentido?

lo mas corto que haya escrito nunca.
se puede leer entre lineas creo.

lunes, 11 de febrero de 2008

ai de mi, pobre de vos

¿Tenés un problema? ¿Querés hablar?; dale, una vez mas te escucho y trato de comprenderte ¿Querés?
Siempre lo mismo vos, preocupandote por el dolor ajeno; ¿te puedo enseñar algo que me dijo solchaa?: cada uno tiene su tormenta, pero a nadie le importa la tuya, o sea, tratá por una vez de dejar de pensar en como va(s) a sufrir si en vez de una ‘S’ escribís una ‘N’, al fin y al cabo, el tiempo borra lo que no puede el olvido.
¿Te conté alguna vez del viento y de las cosas que me susurra al oído? Lo aprendí a escuchar de chico. Mientras todos los nenes del barrio de preocupaban por cazar pajaritos, yo me entusiasmaba jugando con el tiempo, con las letras, conmigo y mi inagotable imaginación, con las voces que decía escuchar o los de ja vu(s) que pudiera observar. Creo que las voces las traía el viento para poder saber de todo lo que me rodeaba, sin ir más allá de lo desconocido, para aprender de todo lo que no me gustaría hacer, para poder mirarme por dentro antes de reconocerme en un espejo. ¿Para qué te contaba esto? Ah, sí, mientras mi adolescencia me iba tornando un antisocial, descubrí lo de las tormentas, no es reproche, pero nadie supo escuchar lo que alguna vez traté de expresar, y me oscurecí, y mi tempestad me tornó gris, y era un eclipse buscando por donde filtrar luz. El apagón duró un tiempo, no te creas que fue de un día para el otro, pero cuando al fin entendí como cortar la lluvia , cuando había recorrido tanto la oscuridad que me sabía las sombras de memoria, me sentí seguro, apto para escuchar y ayudar, lo que trato de explicarte es que tenés que conocerte vos misma antes de pensar en los demás, sino sos solo una línea paralela a otras.
¿Es utópico no? Al menos eso parece, conocerse para ayudar a alguien del que no se sabe nada, creeme, es así. ¿Te cebo unos mates? Vení, charlemos un rato mas.